viernes, 18 de julio de 2014

Comunicado sobre conformación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Patagonia


A todas las organizaciones sindicales, políticas, territoriales, indígenas y al conjunto de compañeros de militancia, queremos comunicarles con profundo dolor que la organización Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Argentina, se ha disuelto debido a la decisión inorgánica y antiestatutaria de la mayoría de su Comité Central de separar del mismo a los dos integrantes del CC que eran parte de la Regional Patagonia. Este hecho rompió con toda la historia de la organización y con sus principios de poner en pie una organización revolucionaria que rompiese con los vicios burocráticos de la vieja izquierda y por ello consideramos de hecho disuelta a esa antigua organización
En ese sentido consideramos que ninguno de los núcleos que quedaron conformados (básicamente la regional Patagonia -Chubut y Santa Cruz- del MIR por un lado y Buenos Aires y Mendoza por otro) puede arrogarse ni el nombre de la organización ni el de la prensa de lo que fue una construcción colectiva, que nació hace más de cinco años por la fusión de dos grupos políticos, centralmente constituidos en aquel momento en Chubut y Buenos Aires. Solicitamos por ello fraternalmente que ningún grupo continué denominándose MIR Argentina ni edite la revista “A Vencer”. En breve nosotros comenzaremos a editar una nueva publicación que será el órgano oficial de nuestra organización.
Por ello los compañeros de la Regional Patagonia hemos decidido construir una nueva organización, que se denominara Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Patagonia, asumiendo este regionalismo del nombre como una debilidad y como una situación transitoria, que esperamos superar, continuando nuestra militancia por la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera a nivel nacional e internacional, tal como lo expresan las tradiciones revolucionarais que retomamos, aquellas expresadas en el legado de Ernesto Guevara, León Trotsky, y la experiencia del PRT argentino y el MIR chileno, entre otros.
Las causas de esta división se debieron a la incapacidad de la mayoría de la Dirección Nacional del MIR para saber procesar los debates teóricos y políticos que se dieron en el seno de la organización. De hecho los problemas quedaron expresados desde nuestro último congreso, donde la amplia mayoría de la organización votó una orientación política de masas que rompía con la praxis sectaria que había llevado parte de la organización, y que finalmente fue frenada por algunos de los miembros del CC en los meses siguientes.
A esto se sumó la evidente incapacidad de la mayoría del CC para comprender la verdadera dimensión de lo significa la construcción de una organización revolucionaria leninista, el tipo de relación que se debe establecer entre el comité central y las regionales, y los grados de autonomía o de verticalidad que planteamos en una organización centralista-democrática como la nuestra. Fue muy claro que la mayoría del CC tenía una postura ultra centralista que pretendía definir todo lo que sucedía en cada regional. Este debate se planteaba también hacia los frentes, donde se pretendía imponer una política definida desde arriba, en lugar de que el CC fuese el espacio de síntesis y articulación de la política generada desde los espacios de frente y desde los equipos de “base”.
Otra de los debates se centro en la construcción del Frente de Liberación Nacional y Social y el grado de amplitud de esa construcción. La mayoría del CC nunca estuvo convencida de esta línea votada por la mayoría del congreso y nunca la llevo adelante decididamente. De esta forma se enfrentaba una política amplia y de unidad contra una sectaria que solo veía posible la unidad en los límites de la izquierda tradicional, excluyendo al resto de los sectores del campo popular (nacionalistas, ambientalístas, cristianos, indigenistas, etc).
Los revolucionarios aprendemos de los errores y acumulamos experiencia. En más de cinco años de construcción de una organización nacional hemos crecido y reafirmado nuestras convicciones y nuestra perspectiva política. Por eso, en vez de desanimarnos, vamos a seguir apostando a la construcción del partido revolucionario de la clase obrera y de un frente de liberación nacional y social, como pilares para la construcción de una sociedad liberada de toda forma de explotación y de opresión.
Con estas tareas seguiremos dedicando nuestras fuerzas militantes construir una sociedad socialista.
• Por el poder obrero y popular
• Por la construcción del partido revolucionario de los trabajadores.

MIR Patagonia

SANTUCHO VIVE EN LA UNIDAD DEL GUEVARISMO


El 19 de julio de 1976 cayó en combate el máximo dirigente de la revolución socialista en la Argentina: Mario Roberto Santucho, junto a otros cinco dirigentes y cuadros del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT): Domingo Menna, Jorge Benito Urteaga, Liliana Delfino, Fernando Gértel y Ana María Lanzilloto. Pese a ello, el Partido prosiguió en la primera fila del enfrentamiento a la dictadura contra revolucionaria y cayó en el campo de batalla de la lucha de clases argentina.
Un breve balance lo demuestra: fueron muertos o desaparecidos ocho de sus nueve principales dirigentes, el 80% de sus principales cuadros y entre el 40 y el 45% de sus seis mil militantes y simpatizantes organizados. Hemos precisado el nombre de casi dos mil de ellos, que representan más del 20% de los muertos y desaparecidos. Santucho, los seis mil compañeros organizados, los que pagaron con sus vidas la lucha por la revolución socialista, y los que continuaron esa lucha sin bajar nunca las banderas, trascendieron los marcos de la organización para insertarse definitivamente en la historia grande de nuestra Argentina.
¡Gloria y honor para el PRT y sus militantes!
Caído en combate Santucho y desaparecido su cuerpo, la burguesía capitalista intentó hacer desaparecer su mensaje y su lucha. Lo logró durante 25 años, hasta que la Rebelión Popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 le devolvió la palabra. Esta fue protagonizada por el pueblo oprimido y explotado, y su efecto restituyó la necesidad del análisis de las clases sociales en la sociedad y en la revolución.
Junto con este logro, y producto de él, comenzamos a recuperar el lenguaje marxista y revolucionario, los libros, películas y folletos con los escritos del PRT y de Santucho crecieron en número y en interés. Para retomar la lucha contra la explotación fue necesario enfrentar al posmodernismo que negaba la necesidad de la organización revolucionaria, planteaba la inexistencia del imperialismo, y sostenía la ambigüedad de los objetivos, en los que, en el mejor de los casos, el socialismo era suplantado por el “cambio social”. Paralelamente nacieron otros grupos de militantes guevaristas que reivindicaban aquello que estas corrientes consideraban el mayor de los males para el pueblo: la lucha por el poder. El principal y más logrado escrito de Santucho, “Poder burgués y poder revolucionario”, volvió a ser leído por algunos miles de militantes.
La importancia de este escrito está en que allí se esclarece la necesidad de derrotar a la burguesía y destruir el poder de la clase dominante y sustituirlo por el poder obrero y popular para terminar con el capitalismo, la explotación del hombre por el hombre, e iniciar la construcción del socialismo en los términos que lo expusieran otros grandes revolucionarios como Carlos Marx y Ernesto Guevara.
Se había abandonado la lucha por el poder por lo que las corrientes que intentaban darse una política revolucionaria deambulaban sin un rumbo preciso. Otros militantes asociaban la lucha revolucionaria con la violencia sin más. Ante la desaparición de las fuerzas revolucionarias, a las orgánicas trotskistas que habían tenido poca participación en el período anterior se les facilitaba la crítica a nuestra tradición revolucionaria.
Surgió una nueva izquierda con el atractivo de la novedad, pero que en gran parte no se asentaba en las experiencias más elevadas de la clase obrera y el pueblo realizada en las décadas de 1960 y 1970; por el contrario se negaba esa experiencia, y se la criticaba, aunque al mismo tiempo se reivindicaba inconsecuentemente al Che Guevara.
Transcurrido poco más de una década de la Rebelión, al fracasar nuevamente el intento de desarrollar el país y lograr el bienestar del pueblo liderados por la burguesía nacional, la lucha de clases ha dado un paso adelante. La clase obrera comienza a estar cada día más en el centro de la vida política nacional. Ello empuja a que se pongan en juego las enseñanzas y los aprendizajes que hemos realizado en aquellos años de ofensiva general revolucionaria, en los ‘60s y ‘70s.
Entre la militancia y crecientes sectores del pueblo avanza la conciencia de la necesidad de formar una corriente política que deje atrás la integración al sistema, el sectarismo, el oportunismo, que recupere los valores éticos de Santucho y sus compañeros y compañeras, y que llame a unificar orgánicamente a los más amplios sectores de la clase obrera y el pueblo. Es necesaria la unión del pueblo por abajo sin tutelas de ninguna fracción de la burguesía. Se visualiza la necesidad de unificar a todas las fuerzas del pueblo en un gran frente de liberación nacional y social para romper definitivamente con la dependencia del imperialismo, de los organismos financieros internacionales, el sometimiento a la justicia imperial y de las clases e instituciones de la burguesía nacional argentina.
Nuestro programa y nuestras propuestas se inspiran en los ideales de mayo de 1810, de Moreno, Castelli, Belgrano, Monteagudo, Artigas, Güemes, Azurduy y San Martín, los rebeldes de los 1º de mayo, de la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde, el 17 de Octubre, el Cordobazo y el Rosariazo, los héroes de Trelew, las jornadas de junio y julio de 1975, los chicos de la noche de los lápices, los resistentes a la Dictadura contrarrevolucionaria, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el pueblo que luchó contra el neoliberalismo en Cutral-Co, Plaza Huincul, Mosconi, Tartagal, Santiago del Estero y en otros cientos de lugares, levantando esas tradiciones combativas y revolucionarias el pueblo argentino reclama impetuosamente ser protagonista de una nueva etapa de lucha. Con Mario Roberto Santucho, Agustín Tosco y Ernesto Che Guevara como máximos representantes del pueblo trabajador argentino y latinoamericano estamos reconstruyendo la posibilidad real de luchar por la segunda independencia, la unidad latinoamericana y el socialismo.

MIR PATAGONIA - PROPUESTA TATU - Agrupación Estudiantil NUEVA OPCIÓN - JUVENTUD GUEVARISTA