Balance del Frente por la Unidad Guevarista de la marcha del 18 de febrero y la nueva situación política.
En la marcha del 18 de Febrero confluyeron la corporación judicial, los políticos opositores, los grandes medios y una parte importante de la clase media porteña que configura la base de votantes de las diferentes variantes de la derecha. Este hecho político representa una nueva ofensiva contra el Kirchnerismo como fuerza política dentro del gobierno, pero su objetivo estratégico está dirigido fundamentalmente a condicionar el programa económico, social e internacional de quien pretenda asumir la dirección ejecutiva del Estado en las elecciones de este 2015.
¿Qué viene pasando en la Argentina?
Desde el año 2008, un sector importante de la burguesía y la oligarquía local, el que rompió en el conflicto del campo con el gobierno kirchnerista, intenta recuperar el terreno cedido durante estos años al Estado y a las diferentes corporaciones y grupos económicos que apoyan al gobierno. Producto del desgaste de estos 12 años de gobierno y de la falta de un candidato propio que tenga apoyo en la población, el contexto se presenta muy favorable para condicionar al gobierno siguiente. La disputa interburguesa se expresa por estas horas a flor de piel, y la muerte del fiscal Nisman, sumada a la aparición de la corporación judicial como actor político en este escenario, pone a estos grupos a la ofensiva. No por casualidad sus más lucidos intelectuales orgánicos afirman casi desesperadamente que es ahora o nunca.
El saldo del 18F: el gobierno preso de sus contradicciones y la emergencia de una derecha clásica con posibilidades electorales.
A poco más de un mes del inicio de esta crisis política no quedan dudas que el kirchnerismo no encuentra forma de salir del paso. A la falta de decisiones claras para recuperar la iniciativa política (algo que caracterizó a este gobierno en anteriores crisis) se sumó una primera actitud pasiva ante el copamiento de las calles por la derecha y la clase media. Pero hoy el gobierno hizo su demostración de fuerza, llenando la plaza del Congreso y dejando en claro que no va a serles nada fácil a sus adversarios ganarle esta elección.
Mientras tanto la rearticulación de la derecha es un hecho inocultable y preocupante. Los verdaderos jefes de la oposición reaccionaria, el grupo Clarín, Techint, la UIA y la Mesa de Enlace, entre otros, han elegido a quien los represente en estas elecciones: Mauricio Macri. El líder del PRO es el único que durante este periodo cosecha aliados de sectores políticos diversos (Elisa Carrió y Carlos Reuteman) y crece en las encuestas, dándole a la derecha clásica una posibilidad que hace muchísimos años no tenía, y que Sergio Massa y Daniel Scioli no le garantizan: presentarse ante la sociedad argentina sin el ropaje del peronismo, instalando su programa de ajuste y represión sin concesiones ni medias tintas. Todo indica que de seguir así el escenario faltarían dos elementos para llegar a Agosto con mayores posibilidades electorales: concretar una alianza con un sector del radicalismo (política que representa Ernesto Sanz) y convencer a Massa de que se sume a una interna con Macri, o que desista de su candidatura a presidente y vaya por la provincia de Buenos Aires. EL multimedio Clarín y el diario La Nación ya enfocan sus cañones editoriales en ese sentido. De darse estas dos posibilidades, o por lo menos alguna de ellas, el kirchnerismo se vería realmente amenazado para retener el sillón presidencial. Y paradójicamente para el kirchnerismo este contexto favorece la idea de cerrar filas con Scioli, el candidato mejor posicionado, pero el que parece menos confiable para ellos. El anhelo de los sectores de centroizquierda del gobierno de ir a internas pareciera un objetivo ya cuestionable desde su propio punto de vista, ya que podría darse que Macri o Massa ganen las PASO y darían un golpe de efecto político letal de cara a Octubre.
¿Qué programa levanta la derecha?
Las medidas que debe tomar el próximo gobierno están siendo constantemente difundidas por los grandes medios y cada corporación construye sus aportes, como en este caso la corporación judicial, que dijo presente y no quiere quedar fuera del proyecto.
En el plano internacional quieren volver a alinearse con EEUU y la OTAN, abandonando el acercamiento de Argentina a los BRICS y coartando la alianza estratégica con China. A nivel latinoamericano el triunfo de la derecha sería ante sala de la ofensiva final sobre Venezuela, torciendo la balanza a favor de los países alineados con los yanquis como Colombia, Perú, Chile o Paraguay.
En el plano económico se proponen liberar el tipo de cambio y constituir un mercado único cambiario (que no haya dólar paralelo). Esto significaría forzar una nueva devaluación. Además se proponen disminuir las retenciones, re discutir los subsidios a la industria, reducir el gasto público en todos sus planos, especialmente en las políticas sociales. Esto implica un posible proceso de reprivatizaciones.
El extractivismo, la depredación de los recursos naturales, la precarización laboral y la sojización del campo son cosas que no será necesario ni siquiera tocar, ya que el propio gobierno las viene garantizando.
¿El kirchnerismo va a enfrentar este programa?
Si fuese la decisión política de este gobierno enfrentar este programa y volcarse a realizar las reformas estructurales que la Argentina necesita, para la izquierda y el campo popular se nos presentaría el dilema de cerrar filas contra Macri, Massa o Scioli. Pero estos 12 años no sólo enseñaron que esas expectativas son totalmente infundadas, sino que fueron ellos mismos los que aplicaron varios de esos puntos, y que cuando quisieron avanzar en algunas reformas rápidamente volvieron atrás o las dejaron a medias. El caso de la Estatización de YPF, para luego entregarle los yacimientos a Chevron, fue el más claro. Otra cosa que aprendimos en estos años es que el kirchnerismo siempre está más presto a negociar con la derecha que a jugársela en la calle.
Hoy no es posible lograr el desarrollo del país si no se va más allá de los límites del capitalismo, y este gobierno no está dispuesto a poner en discusión esos límites. Por el contrario, fue clave el papel que jugaron en la reconstrucción de las instituciones y el control de la calle, apelando, solo cuando fuese necesario, a una movilización pasiva y encuadrada en ese proceso de legitimación. Que este último gran acto sea en la apertura de sesiones del congreso es un claro ejemplo de esta política. EL kirchnerismo como proyecto de país no se propuso más que construir un “capitalismo serio”, y como expresión política de un sector de la burguesía nativa, se prepara para continuar gobernando.
La izquierda y el campo popular ante la posibilidad de ser una alternativa
Esta rearticulación de la derecha, y el agotamiento del gobierno como alternativa, ponen a la izquierda y el campo popular ante una nueva prueba de fuego. Si somos capaces de construir una alternativa unificada en el plano electoral, y de reflejar la misma unidad en las luchas de los trabajadores y en las calles enfrentando el ajuste, la izquierda puede volverse una referencia a apoyar y construir para amplios sectores del pueblo trabajador. En este sentido la experiencia del Frente de Izquierda (FIT) es alentadora, pero venimos sosteniendo que es su responsabilidad (y oportunidad histórica) ampliar ese frente para potenciarlo. Además, esta unidad hoy no se plasma en las luchas sindicales y sociales, hecho que la limita al plano meramente electoral.
Desde el Frente de Unidad Guevarista estamos convencidos que para enfrentar a la nueva rearticulación de la derecha tenemos la tarea imperiosa construir acuerdos programáticos que se sustenten en la movilización callejera, en cada espacio de trabajo, de estudio, en cada barrio y este año electoral también en las urnas. De esta manera lograremos ser cada vez más una alternativa política para las trabajadoras y los trabajadores de nuestro país.
Frente por la Unidad Guevarista
MIR-PATAGONIA
PROPUESTA TATU
JUVENTUD GUEVARISTA
COLECTIVO MILITANTE ZONA OESTE